Quiero emborracharme, hasta llegar a ese punto en el que en vez de pensar, hable. Quiero caerme de boca y que no me duela, matarme las pocas neuronas que me quedan, cantar las canciones más estúpidas que haya cantado nunca. Quiero reírme de todo, y vocalizar menos de lo que lo suelo hacer, divertirme como nunca. Quiero levantarme al día siguiente y no acordarme absolutamente de nada, reírme cuando me cuenten lo que hice la noche anterior, encontrarme moratones y ver que cuando me aprietan, no me duele.